Medalla Santa Magdalena Sofía Barat
Santa Magdalena Sofía Barat fue una religiosa francesa, fundadora de la Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús.
Solo tenía 10 años cuando explotó la Revolución Francesa, cosa que cambió la historia del mundo y dio origen a una nueva sociedad, basado en los principios de libertad, igualdad y fraternidad.
Dotada de una inteligencia poco común, era alegre, vivaz, muy observadora, de salud delicada y fue desde el comienzo objeto de los cuidados de sus padres y, en especial, de su madre. Su hermano Luis se convirtió en su tutor y maestro, ejerciendo sobre ella una influencia que fue decisiva en su vida. Siendo ya sacerdote y profesor del Seminario, la inició en los estudios clásicos. Aprendió griego y latín, historia, literatura y adquirió un profundo conocimiento de la Sagrada Escritura. Recibió una educación poco común en las mujeres de su época y ambiente social.
Durante la Revolución, Luis estuvo preso y se salvó de morir guillotinado, gracias a las oraciones de su familia, congregada cada día para orar por su liberación ante un cuadro del Corazón de Jesús. Desde entonces, Sofía fue creciendo en esta devoción y adentrándose en los misterios del amor de ese Corazón. De vuelta a su casa, Luis tomó la decisión de llevarse a Sofía a París, para continuar allí su formación. En esta ciudad conoció a los padres de la Fe, un grupo de jesuitas que regresaron a Francia después de haber sido restablecido el culto católico.
El superior de esos sacerdotes, el Padre José Varin, había recibido de su antecesor, el Padre Leonor de Tournely, la encomienda de fundar una congregación femenina, dedicada a honrar el Corazón de Jesucristo. El Padre Leonor de Tournely murió sin poder realizar su sueño, aunque lo intentó en dos ocasiones. En los últimos días de su vida repetía: «Existirá… existirá» frase que quedó grabada en el corazón de su sucesor. Cuando Luis le presentó a su hermana, el Padre Varin comprendió que Sofía era la persona destinada por la Providencia para esa fundación. Bajo su dirección espiritual, Sofía se fue preparando, sin saberlo, para su futura misión.
El 21 de noviembre de 1800, en París, Magdalena Sofía y tres compañeras se consagraron al Corazón de Jesús y así quedó fundada la Sociedad del Sagrado Corazón.
El carisma que recibió Sofía de manifestar el amor del Corazón de Jesús, la impulsó a educar personas que continuaran la obra allí donde las religiosas no podían ir. Mujer abierta a los signos del tiempo, estudió la realidad de la Francia en que le tocó vivir y tomó partido por la educación de la mujer, centro de la familia, base de la sociedad. Ciertamente, después de la Revolución, la educación de la mujer quedó descuidada.
A su muerte en 25 de mayo de 1865, había fundado 89 casas, de las que 74 tenían además del Pensionado, una escuela gratuita para niñas pobres. Un total de 3,700 alumnas se educaban simultáneamente en los Pensionados y unas 5,700 en las Escuelitas.